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domingo, 5 de julio de 2009

La UIA contra los aumentos salariales

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En sintonía con los saltos de Techint e YPF, a 48 horas de conocidos los resultados eleccionarios que echaron sombra sobre el poder de Néstor Kirchner, la UIA (Unión Industrial Argentina) reunió a sus dirigentes del interior y trazó un balance patronal de las elecciones para luego reunirse con el Grupo de los Siete (G-7) en el edificio de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y abrir “nuevos canales de diálogo” e intentar imponer sus reclamos: postergación de las negociaciones salariales por la crisis, rebaja de impuestos y retenciones, coto a la intervención del Estado en la economía y reapertura de las negociaciones con el Club de París.

Los empresarios de la UIA, que presionan para cambios en el Gabinete del Gobierno, empezaron a informar por escrito sobre sus debates internos e insistirán con la convocatoria al Consejo Económico y Social, un viejo anhelo de la para moderar los reclamos de incremento salarial de los gremios.

Para ver nombres y caras del Comité Ejecutivo de la UIA click aquí.

YPF pretende tarifazos y aumentos

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En la misma línea que Paolo Rocca (voz de Techint) y también a sólo 48 horas de conocidos los resultados eleccionarios que echaron sombra sobre el poder de Néstor Kirchner, los empresarios de YPF, la filial argentina de Repsol, salieron a morder.
Con la velocidad de la cucaracha los voceros de YPF manifestaron en Wall Street sobre la rentabilidad de la empresa en Argentina, según el reporte anual de la Comisión Nacional de Valores de Estados Unidos (SEC) que bajo el formato del formulario 20-F que llegó con copia en inglés a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Estos empresarios de YPF alzan la voz quejándose de la retención a las exportaciones de hidrocarburos, de las exigencias de abastecimiento a las estaciones de servicio, la importación de fuel para satisfacer la demanda local, la imposibilidad de aumentar tarifas a clientes residenciales (gas) y de ciertas “trabas” laborales.

Entonces arma su discurso sobre la posibilidad de que sus rentas puedan verse afectadas negativamente por “riesgos económicos, políticos y regulatorios”, hablando sobre el futuro de las políticas energéticas argentinas para sembrar dudas y rumores desestabilizadores sobre una devaluación del peso que impactaría sobre “su capacidad para pagar las obligaciones en moneda extranjera” y haciéndose lugar para amenazar con declarar en default la distribuidora Metrogas (en la que controla una minoría accionaria) de no hacerse efectivo un tarifazo en el segundo semestre del año 2009.

Sabemos que la principal tristeza de YPF es el control de precios que ejerce el gobierno en su derecho constitucional. Es la necesidad de pedir autorización a la Secretaría de Comercio del Gobierno de la Nación para retocar los precios la que irrita a estos empresarios, en mayor medida que la regulación estatal de los precios del gas.

“La inflación creciente en Argentina puede incrementar los costos operativos, en particular los laborales, y sin el correspondiente aumento en los precios de los productos, puede impactar negativamente en los resultados operativos y la condición financiera”, escriben estos empresarios sin entender que el incremento de los precios operativos no implica ningún aumento en el precio de los productos ya que se trata de aminorar su desmesurada e injusta renta.

Entonces, bajo su mismo concepto de codicia sin escrúpulos, comenta sobre “la dificultad de pasar el impacto del precio internacional del crudo y sus derivados a los precios locales fijos de naftas y diesel o de incrementar las tarifas del gas natural, especialmente para los clientes residenciales”.

YPF es controlada en un 84% por Repsol. Un 14% está en manos del Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, cercana al Gobierno, ingreso pensado por los empresarios españoles para mejorar la sintonía y lograr favores del Gobierno argentino.


Para ver con nombre y apellido esta es la nómina del Directorio de YPF.
Y aquí una asamblea (nº 32 - 2008)

Techint contra el país

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Mientras la epidemia de fiebre porcina (influenza A) se va cobrando medio centenar de víctimas en todo el país y se suspenden las clases y los actos públicos (salvo el fútbol argentino, por su puesto) y a tan solo 48 horas de las elecciones que situaran a De Narváez 2% arriba de Néstor Kirchner, las ratas, que estuvieron replegadas por algunos años, vuelven a asomar sus cabezas por sobre el tirante.

Los ejecutivos de Tenaris (filial siderúrgica de Techint), YPF (filial de Repsol) y la UIA (Unión Industrial Argentina) salieron eyectados de sus blandas sillas, celulares ardientes mediante, apenas conocieron los resultados que echaron sombra sobre la figura de Néstor Kirchner.

Así, el mismo lunes subsiguiente a las elecciones (29.06.09), los numerólogos de la empresa Tenaris enviaron un informe (20-F) a la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) sobre la posibilidad de que su renta en Argentina pueda verse afectada negativamente por la inflación, la suba de impuestos, las restricciones en la oferta energética, la “flotación administrada del peso” y el aumento del desempleo.

Vale recordar que fueron los dueños de la empresa Techint quienes intentaron el despido de mas de 1000 contratados en 2008 que fue frenado por el Gobierno. Lejos de acompañar la medida y acoplarse de algún modo a la situación de crisis global, este tipo de empresarios continúa ventilando su codicia sin reparos: “Las condiciones económicas adversas, junto con las medidas que podamos tomar para reducir la producción en medio de la crisis, podrán desembocar en huelgas en nuestras plantas”.

No contentos con la pretensión pública de despegarse unilateralmente de la crisis, después de hablar de “huelgas en nuestras plantas” como de un hecho ajeno, los ejecutivos de esta empresa avanzan su voz sobre las políticas gubernamentales para echar mantos de negatividad y desconfianza.

Si bien deben mejorarse los controles estatales sobre los destinos de la recaudación, para estos empresarios la reciente estatización de las AFJP - que terminó con una de las mayores estafas promovidas por el gobierno de Carlos Menem y saca de la timba financiera los ahorros de los trabajadores - “puede disminuir la confianza de los inversores en la Argentina y reducir la liquidez del mercado de capitales”.

Pero esto no es todo. Abriendo un libro de quejas nunca tan grande como el tamaño de sus rentas, los ejecutivos de esta empresa refieren al reclamo del Gobierno de repatriar los primeros u$s 400 millones que cobraron de Venezuela por la expropiación de la filial Sidor:
“Esto nos expone a perder por la fluctuación del tipo de cambio en la Argentina”, dicen sin pruritos, con la intención de blanquear el uso de los beneficios que le abre el tipo de cambio argentino (costos) y la evasión de cualquier carga (ganancias).

No sólo escriben y publican este tipo de especulaciones sino que, siempre más allá, atacan con presunciones y aires conspirativos cualquier política que no se ajuste al crecimiento de sus rentas como, por ejemplo, la flotación administrada del peso (Banco Central) sobre el dólar: “No hay certeza del éxito a largo plazo de este sistema monetario”.

Con todo, no podemos dejar de mencionar que este mismo grupo de empresarios necesita del Gobierno para sacarle otra jugosa indemnización a Chávez por la nacionalización de sus otras dos empresas en Venezuela.